Fundamentada en productos tradicionales, la gastronomía turolense resulta uno de los grandes atractivos de la provincia. El Jamón de Teruel, el aceite de oliva del Bajo Aragón, el melocotón de Calanda o el ternasco de Aragón, -todas ellas producciones reconocidas como Denominaciones de Origen o Indicaciones Geográficas- , constituyen las principales excelencias de la despensa turolense, a las que hay que sumar productos tales como la trufa negra, el exclusivo azafrán del Jiloca, los quesos artesanos, los panes de cañada y pintera o una gran variedad de dulces típicos.

Toda esta calidad y variedad es consecuencia de las excelencias ambientales y culturales de la provincia, manjares que hacen de Teruel un destino obligado para los amantes de la buena mesa. Pero la propuesta de la provincia va mas allá del mero disfrute de su gastronomía, ofreciendo la posibilidad de que conozcáis la cultura que rodea la producción agroalimentaria provincial a través de un producto turístico diseñado a tal efecto y que incluye, entre otras muchas actividades, la visita a explotaciones agropecuarias y centros de producción, catas y cursos de iniciación a los principales productos agroalimentarios turolenses o una completa nómina de museos y centros de interpretación donde comprender las características fundamentales de la gastronomía provincial.